Luego de escuchar el mensaje presidencial cualquier ciudadano podría pensar que el Apra retornaría a sus raíces, pero solamente se trata de una maniobra electorera y populista
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En los últimos dos años de gobierno el Partido Aprista intentará reconciliarse con el electorado que defraudó cuando prometió un "cambio responsable" en materia económica. El Apra no sólo no cumplió su promesa de realizar ajustes al modelo económico, sino que acentuó las políticas neoliberales, cuya máxima expresión fue la promulgación de decretos antiamazónicos y la matanza de 34 peruanos en Bagua.
En el discurso por Fiestas Patrias el presidente hizo varios anuncios de corte populista como la renovación por mitades del Congreso, la segunda vuelta en las elecciones regionales, la creación de Núcleos Ejecutores y el voto voluntario. Además mencionó, como gesto magnánimo para cerrar heridas con la oposición, la posibilidad de levantar la sanción (1) a los siete congresistas del Partido Nacionalista que interrumpieron la sesión parlamentaria hace dos meses para protestar por la vigencia de un paquete de normas que afectaban a la Amazonía.
A lo anterior habría que agregar la aprobación de las listas de ceses colectivos. Esta medida tiene un indudable trasfondo político pues el oficialismo busca votos entre los beneficiarios del programa. La selección y depuración del personal injustamente despedido -o no- durante el fujimorismo obedece a la necesidad del aprismo de conformar una agradecida base social que lo respalde en las próximas elecciones. Como el partido de la estrella no puede presentar un candidato fuerte –García es el único presidenciable y no puede postular a la reelección- apela descaradamente al clientelismo.
Lo mismo sucede en el caso de los Núcleos Ejecutores urbanos, juveniles y comunales ya que como iniciativa de descentralización del gasto y del "hágalo usted mismo", se convertirá, casi con toda seguridad, en el factor que determine la reelección de muchas autoridades apristas.
La propuesta de renovación por mitades cada dos años y medio del Legislativo no tiene sentido si lo que se busca es remover a los parlamentarios más ociosos porque si sale la mitad por sorteo, se corre el riesgo de perder a valiosos elementos. El Congreso podría desprestigiarse aún más si los escogidos para acortar su período han hecho una buena labor. La medida, por si fuera poco, no incentiva a los legisladores a mejorar su rendimiento pues da les daría mismo realizar un buen desempeño o seguir siendo mediocres ya que existe un 50% de posibilidades de que cualquiera de ellos, sin ningún tipo de distinción, abandone la función congresal.
En lo que debió estar pensando García es en asegurar que el presidente tenga la posibilidad de contar un Parlamento más dócil y accesible, y no depender tanto de las alianzas que deba formar para conseguir estabilidad. Así, si el Apra vuelve a gobernar, con García a la cabeza, por su puesto, podría acusar a la oposición de obstaculizar su gestión y tener la chance de engrosar su bancada. Como el Congreso recibe menor aprobación que el Ejecutivo –históricamente siempre ha sido así- y mucha gente lo considera innecesario (por eso prefieren modelos autoritarios como el de Fujimori), no sería raro que a la mitad del mandato constitucional el jefe de Estado fortalezca su posición en el Congreso.
En cuanto al voto voluntario no hay razón para discrepar con el primer mandatario ya que nadie debería ser multado por no presentarse a las urnas. Presumimos que lo que busca el Gobierno es anular las penalidades de los miles que no asistieron a los centros de votación para ganar su simpatía.
La segunda vuelta para elegir a los presidentes regionales, según García, se hace para darles legitimidad ya que muchos resultan elegidos con votaciones inferiores al 20%. No creemos que una segunda ronda les confiera mayor respaldo pues la legitimidad no solo depende de ganar limpiamente, tener una trayectoria intachable o representar los valores de la población (antes de la elección), sino básicamente de realizar una buena gestión. Su establecimiento sólo generará más gasto y no ayudará a mejorar la calidad de nuestra política.
Por César Reyna
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(1) El perdón a los siete opositores acaba producirse y a partir de mañana podrán volver a sus labores. La medida es tardía ya que sus colegas no les permitieron votar en la elección de la Mesa Directiva ni en la conformación de comisiones parlamentarias.