martes, 2 de marzo de 2010

El TLC con China

Alan García y el embajador chino en Perú, Zhao Wuyi


La entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre el Perú y China, pese al desbordante optimismo de las autoridades firmantes, deja muchos cabos sueltos. Ciertamente no hay motivos para alegrarnos pues el acuerdo ha sido negociado de manera deficiente. Nada de lo que los funcionarios del gobierno prometen o pregonan se hará realidad a menos que se realicen reformas importantes.

Los tratados de libre comercio no son herramientas mágicas que mejoran automáticamente la calidad de nuestras exportaciones. Y aunque resulte lógico que crezcan (porque nuestros productos van a ser exonerados de aranceles), no se generarán incentivos adicionales para desarrollarnos.

Sin tener un acuerdo vigente con China hemos enviado bienes por un valor de 3.998 millones de dólares el año pasado debido al incremento del precio de los minerales y de la tonelada de harina de pescado, nuestros principales productos de exportación al gigante asiático (el 5% de esa cifra corresponde a productos con valor agregado). La composición de nuestra oferta exportadora no variará sustancialmente pues el cobre, el mineral de hierro y el zinc seguirán ocupando los primeros puestos entre nuestros envíos.

La principal característica de esta clase de acuerdos -generalmente entre potencias y países del Tercer Mundo- es mantener el rol que tienen las partes contratantes en la economía mundial. Así, países como EE. UU., China, Japón y bloques como la Unión Europea siempre proporcionaran conocimiento y fabricaran productos de alto valor agregado; mientras que sus "pares" subdesarrollados (sus contrapartes en los tratados como el Perú) serán vendedores de bienes de poco valor.

Los TLC sirven básicamente para preservar las tendencias en el comercio actual, es decir, acentúan que muchos países tercermundistas como el Perú se acostumbren a ofrecer recursos naturales en lugar de estimular su aparato industrial. Las naciones que han dado el salto, esto es, las que dejaron de comercializar materias primas para elaborar manufacturas más cotizadas, lo hicieron mucho antes de firmar acuerdos de libres comercio con el mundo desarrollado.

El caso de los tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Indonesia, etc.) es emblemático y corrobora la afirmación del párrafo anterior. En los países del Sudeste y Noreste Asiático Estado jugó un papel muy importante pues aportó capital a bajos intereses, otorgó generosas subvenciones económicas y concedió exoneraciones tributarias para el despegue de su industria manufacturera y tecnológica. De esa forma los citados pasaron a ser economías emergentes.

La mejor forma de comprobar la tesis de status quo o mantenimiento de roles dentro del comercio global es que las naciones menos desarrolladas suelen incorporar normas e instituciones jurídicas extranjeras en sus legislaciones. Por medio de los TLC ingresan una serie dispositivos legales foráneos que versan sobre propiedad intelectual, acceso casi irrestricto al capital a recursos naturales, entre otros aspectos sensibles.

Los acuerdos de libre comercio son utilizados para implantar gradualmente sistemas legislativos para permitir, entre otras cosas, que las diferencias (juicios) con empresas foráneas se ventilen tribunales del exterior. El polémico TLC con Estados Unidos es prueba de ello ya que los norteamericanos demandaban que nuestro país modifique su legislación nacional para cerrar el Tratado. Las grandes potencias aprovechan de nuestra necesidad de exportar a sus mercados para homogenizarnos, es decir, para que nos manejemos bajo sus mismas reglas y cedamos soberanía sobre diversos asuntos.

Volviendo al TLC con China, Eduardo Ferreyros, viceministro de Comercio Exterior peruano, dijo que las exportaciones no tradicionales pasarían de 230 millones de dólares a US$ 805 millones en el 2011. La fecha de entrada en vigencia del nuevo acuerdo comercial se pospuso para el primero de marzo de este año. Se dispensó de trámite en el Congreso ya que las modificaciones legales pertinentes se hicieron cuando se aprobó el TLC con Estados Unidos.

Gracias al acuerdo el 83% de los productos que Perú exporta a China no pagaran aranceles desde su primer día de vigencia. Pero el 90% de los bienes chinos ingresaran libremente. Entre los productos beneficiados se encuentra el espárrago, la pápikra y productos pesqueros como la pota y pescados congelados. La uva, que tanto interesaba a muchos agroexportadores, se desgravará en 6 años, el mismo plazo concedido a Chile, país que celebró un pacto similar con los chinos hace cuatro años.

Las confecciones, el calzado y la producción metal-mécanica quedaron al margen del acuerdo por ser sectores sensibles. Esto quiere decir que seguiremos aplicando aranceles a los productos de esos rubros que importamos desde China. El sector textil es altamente sensible porque los fabricantes asiáticos son subsidiados por su gobierno.

El 'dumping social', la exagerada devaluación del yuan y la piratería a gran escala hacen que China no sea una economía de mercado(1). Sin embargo, el gobierno peruano le reconoció ese status "para afianzar lazos con el gigante asiático". Esto implica que Perú ha renunciado a utilizar dos prerrogativas en sus relaciones comerciales con China: 1) declarar que sus precios internos no son válidos para resolver disputas de comercio ante la OMC, y, 2) que no podremos aplicar salvaguardias específicas a la China.

El bajo costo de muchos productos chinos, especialmente las confecciones, textiles, calzados y plásticos, compiten de manera desleal con la producción local. Se teme que miles de puestos de trabajo desaparezcan por el cierra de cientos de fábricas. El precio con el que llegan a nuestros puertos configura un caso de 'dumping' pues están muy por debajo del costo de producción. Ante las repetidas denuncias de confeccionistas peruanos el Gobierno no podría imponer medidas (salvaguardas) para evitar el daño.

A pesar de ser dirigida por una cúpula comunista, China vulnera derechos laborales esenciales a diario. Por el aludido 'dumping social' no existen beneficios para los trabajadores (a los que se les paga salarios de US$ 35 al mes). El milagro chino que tanto se admira el presidente García se basa en la explotación más inhumana de la tierra.

El presidente Alan García señaló que el tratado "permitirá el desarrollo de la industria, la manufactura y la producción peruanas, y también la presencia del poder tecnológico y económico de China''. ¿De qué desarrollo podría estar hablando el mandatario si nuestra mayor producción agrícola ha sido excluida del acuerdo? Cerca de 88 partidas continuarán pagando aranceles, entre las que se encuentra el maíz, el azúcar, el trigo, el arroz, la lana y el algodón. ¿Si nuestros principales cultivos costeños, donde se ubica la agricultura más tecnificada, no van a ser beneficiados, para qué se negoció entonces ese acuerdo?

La intención detrás de toda negociación comercial es conseguir que lo que producimos y demanda mayor mano de obra tenga la posibilidad de ingresar con arancel cero a otros países. Sino, ¿cuál es el objeto de negociar un tratado durante 15 meses? El acuerdo en cuestión no contempla, por ejemplo, que el café, el tabaco, los aceites y las grasas vegetales puedan comerciarse en China.

Los ítems señalados no forman parte de nuestro comercio con la tercera economía del mundo. A través de esos productos podríamos desarrollar y posicionar marcas, sobre todo en el caso del café orgánico, pero China nos cierra las puertas de su mercado. El Perú, como lo indican varios medios, no excluyó productos agropecuarios orientales del programa de desgravación arancelaria, los que ingresaran libremente en plazos que van desde los cuatro hasta los diez años.

El acuerdo alcanzado, tal como ha sido negociado, es totalmente asimétrico a pesar de la supuesta complementariedad de nuestras economías, aludida en diversas ocasiones por el presidente García. Las autoridades nacionales sostienen que el TLC con China facilitará la inversión en minería y en energía eléctrica, eólica, petróleo y gas, asi como el flujo de capitales en el sector pesquero. Pero para exportar minerales y harina de pescado (2) no se requiere un TLC por ser materias primas. Sería un despropósito si los chinos aplicaran aranceles a dichos insumos pues encarecerían la producción de bienes más elaborados (teléfonos celulares, automóviles y maquinaria diversa), restándole competitividad a su economía.

El mercado chino es interesante por su rápido crecimiento (400 de los 1300 millones de habitantes están integrados en la economía de "mercado"), pero no creemos que nos desarrollemos exportando alimentos congelados o enlatados. Si no podemos enviar productos de bandera como los espárragos resulta impensable aquello.

En cuanto a la pesca es saludable que goce de desgravación inmediata porque incentivará la producción local de conservas y pescado congelado. La industria pesquera se ha concentrado (la flota se redujo por la nueva ley de cuotas) y ha realizado inversiones importantes en plantas harineras y compra de naves más modernas. Lo mismo ocurre en el caso de la fruta (mangos y cítricos) pues abre un nuevo mercado para esos productos.

Las inversiones en minería seguirán llegando con o sin TLC porque existe estabilidad política (no hay riesgo de un cambio radical en el modelo), reglas claras (en materia tributaria, concesiones, etc.) y los costos de explotación local son bajos (no existen impuestos a la sobre ganancia y la mano de obra es barata). Además la mayoría de yacimientos son de tajo abierto, lo que abarata mucho trabajo de ingeniería y reduce el tiempo de maduración de los proyectos mineros. El único factor de riesgo son los potenciales conflictos socioambientales porque paralizan la producción.

El economista Pedro Francke, profesor de la Universidad Católica, se pregunta, en una nota periodística, con qué clase productos accederíamos al mercado chino si "con los industriales no, porque ellos son más competitivos que nosotros; los metales, la harina de pescado y otras materias primas ya les vendemos y de todas maneras nos van a seguir comprando, posiblemente solo podamos vender más de algunos productos agrícolas".




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(1) Una economía de mercado es aquella cuyos precios y asignación de recursos se determinan por las leyes de la oferta y la demanda. Al no ser una economía de mercado, China reconocía que tenía un sistema de precios distorsionados y ayudas generalizadas a la producción. Esta categorización trajo consigo dos limitaciones importantes en su comercio con los demás países de la OMC

(2) Encarecer la harina de pescado mediante la aplicación de aranceles elevaría el precio de la carne de pollo (las aves de corral son engordadas con ese producto), generando automáticamente inflación porque forma parte de la dieta de los chinos.



2 comentarios:

CHERRO dijo...

Sr. Reyna
Lo mas importante para exportar es: tener oferta exportable! Los autos koreanos, las pc chinas, las TV japonesas, los relojes suizos, las maquinas alemanas entran, virtualmente, a todos los mercados del mundo debido a que son buenos, funcionan mejor y no por rebajas arancelarias.

En el mejor de los casos, un TLC puede significar un disminucion (de max hasta 10%) en el costo de importacion debido al no pago de aranceles. Para productos de muy bajo valor agregado, esta rebaja puede ser importante, pero justamente premia/incentiva la produccion de estos. Sin embargo, si un pais no es eficiente en la produccion de productos de bajo valor agregado (no tiene oferta exportable), entonces no con TLC podra exportar ya que habra otro cuyos menores costos compesaran el pago de aranceles.

Entonces, si el gobierno realmenta quisiera impulsar las exportaciones no tradicionales entonces tendria que organizar el estado en funcion a este objetivo. Esto ultimo no ha ocurrido, ni ocurrira en el ultimo año de la Administracion Garcia.

Coincido con usted en que el TLC esta pensado para la exportacion de commodities. Sin embargo para exportar commodities no se necesita ningun TLC.

En resumen, el TLC con China 1) es un arma de proteccion para los inversionistas chinos (basicamente extractores de commodities) y 2) nos deja sin cartas de negociacion/proteccion frente a las malas practicas comerciales chinas (dumping, etc).

Este tipo de acuerdo donde su pais gana (China) y uno pierde (Peru), son producto de poner gente dogmatica en el gobierno. Gente que quiere aplicar a como de lugar lo que aprendio en algun libro de texto y que rechasa pensar para hallar una solucion local.

CHERRO dijo...

Sr. Reyna
Lo mas importante para exportar es: tener oferta exportable! Los autos koreanos, las pc chinas, las TV japonesas, los relojes suizos, las maquinas alemanas entran, virtualmente, a todos los mercados del mundo debido a que son buenos, funcionan mejor y no por rebajas arancelarias o por efectos de los TLC.

En el mejor de los casos, un TLC puede significar un disminucion (de max hasta 10%) en el costo de importacion debido al no pago de aranceles. Para productos de muy bajo valor agregado, esta rebaja puede ser importante, pero justamente el TLC incentiva la produccion de este tipo de productos. Sin embargo, aun en este caso, si un pais no es eficiente en la produccion de productos de bajo valor agregado (en otras palabras: no tiene oferta exportable), entonces ni con TLC podra exportar ya que habra otros paises cuyos menores costos compesaran el pago de aranceles.

Si el gobierno realmente quisiera impulsar las exportaciones no tradicionales entonces tendria que organizar el estado en funcion a este objetivo. Esto es: construir infrainstructura adecuada, fomentar la mejora de la calidad de los productos locales, buscar la innovacion, facilitar el acceso al credito a costos razonables, llevar al productor local a los mercados internacionales via ferias, inteligencia de mercado, etc. Esto ultimo no ha ocurrido, ni ocurrira en el ultimo año de la Administracion Garcia.

Coincido con usted en que el TLC esta pensado para la exportacion de commodities. Sin embargo para exportar commodities no se necesita ningun TLC.

En resumen, el TLC con China 1) es un arma de proteccion para los inversionistas chinos (basicamente extractores de commodities) y 2) nos deja sin cartas de negociacion/proteccion frente a las malas practicas comerciales chinas (dumping, etc).

Este tipo de acuerdos donde un pais gana (China) y uno pierde (Peru), son producto de poner gente dogmatica (de derecha) en el gobierno. Gente que quiere aplicar a como de lugar lo que aprendio en algun libro de texto y que rechasa pensar para hallar una solucion local. Gente que cree que el mundo empieza en Miami y termina en Cancun.

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