Castañeda Lossio, quien aparece en el primer lugar con el 30% de la intención de voto en el sondeo de diciembre de la PUCP, se expresó brevemente ante un puñado de medios de comunicación
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Por Cèsar Reyna
El alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio se dignó a declarar a la prensa tras varios meses de silencio. La última entrevista que se recuerde del burgomaestre fue en setiembre pasado en el programa la Hora N. Desde entonces sus apariciones públicas fueron mínimas y contadas, limitándose a inspeccionar obras inconclusas como la del Metropolitano, que vienen ocasionando más de un dolor de cabeza a transeúntes y automovilistas limeños.
En esta oportunidad Castañeda, fiel a su estilo, no dijo mucho. Pero aprovechó la atención de las cámaras para respaldar al presidente en el tema de la controvertida encuesta de opinión que éste revelara el domingo pasado en RPP. El apoyo de la figura política que goza de mayor aceptación popular (Castañeda tiene un índice aprobación de 80%) hacia el mandatario (su popularidad llega a 30%) nos hace creer que existe una alianza entre ambos personajes. Tal vez el discutido líder aprista ha decido favorecer, a más de un año para la celebración de las elecciones, la candidatura del hermético Castañeda.
Existe un antecedente que sustenta lo anterior pues en su primer gobierno Alan García tomó partido por el sentenciado Alberto Fujimori. La participación presidencial en ese entonces se hizo sentir y quedó confirmada cuando el propio García manifestó en un encuentro regional de banqueros, que él, en su calidad de jefe de Estado, podía impedir el triunfo de cierto candidato como lo hizo en el pasado (en clara referencia a Ollanta Humala Tasso, líder del Partido Nacionalista).
El Apra tendría la necesidad de formar una sociedad con Castañeda para ocultar las irregularidades cometidas (actos de corrupción) durante la presente gestión. El principal temor de García es que Alejandro Toledo gane las elecciones porque la agrupación que éste preside, Perú Posible, emprendería una segura cacería de brujas contra los funcionarios apristas. La enemistad entre el Apra y Perú Posible es evidente, y data desde los comicios que García pierde a manos de Toledo en 2001.
Castañeda, por su parte, necesita que todo el Ejecutivo esté de su lado para vencer a sus rivales (como alguna vez lo necesitó Fujimori). Los militantes apristas podrían manipular los resultados en provincias donde la posibilidad de fraude es mayor. Pero Castañeda, además del respaldo gubernamental, requiere los votos de la bancada del partido de la estrella en el Congreso (resulta fundamental para asegurar la gobernabilidad). Esta alianza le permitiría contener la ola de acusaciones constitucionales o denuncias que se presenten contra él por malos manejos en la Municipalidad de Lima (recordar el pago de veintitantos millones a Comunicare, una empresa se constituyó para cobrar las acreencias de Relima).
El alcalde metropolitano ya decidió postular aunque sostenga que primero debe consultar con su familia y las bases de su partido. Sería un tonto si no lo hiciera ya que todos los sondeos de opinión lo dan como ganador en todas las fórmulas conocidas. Cuando Castañeda afirma que su partido (Solidaridad Nacional) debe pronunciarse no es ni siquiera un formalismo porque su partido es él (sin Castañeda no existiría).
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